Google enfrenta desafíos significativos para lanzar un producto que compita con ChatGPT de OpenAI. Aunque la compañía ha probado internamente varios modelos de IA generativa, ninguno ha alcanzado la madurez suficiente para rivalizar con GPT-4. Esta dificultad se debe a la gran estructura organizativa de Google y la falta de una estrategia unificada, lo que resulta en una colaboración deficiente entre diferentes líneas de productos.
Después del lanzamiento de ChatGPT por parte de OpenAI a principios de 2023, Google comenzó a desarrollar su propio producto de IA generativa. A pesar de meses de pruebas internas, la compañía no logró lanzar un modelo competitivo, lo que retrasó su lanzamiento. El chatbot de Google, Bard, no pudo competir de manera efectiva debido a sus limitaciones técnicas. Cuando el nuevo producto de Google, Gemini, estuvo finalmente listo, recibió críticas por problemas en la generación de imágenes, con el CEO Sundar Pichai calificándolo de "totalmente inaceptable".
A pesar de ser considerado un pionero en el ámbito de la IA generativa, los retos organizativos y culturales internos han ralentizado el progreso de la innovación en Google. Muchos ejecutivos y observadores de la industria señalan que los equipos de la compañía están dispersos y carecen de colaboración, lo que dificulta una respuesta sólida en el mercado. En contraste, Microsoft ha emergido como líder del mercado al realizar inversiones tempranas en OpenAI y al integrar rápidamente la tecnología de IA en sus productos.
Actualmente, Google está tomando medidas para abordar estos desafíos, intentando consolidar sus equipos de IA para mejorar sus competencias centrales. Aunque Gemini ha recibido algunos comentarios positivos, lo que indica que Google busca lograr avances, la compañía aún enfrenta la posibilidad de ser interrumpida por tecnologías de IA.
La búsqueda y la publicidad siguen siendo las principales fuentes de ingresos de Google. Sin embargo, a medida que las tecnologías de IA evolucionan, los usuarios pueden volverse menos dependientes de los resultados de búsqueda y los anuncios para obtener respuestas directas. Esto ha llevado a Google a ser cauteloso en la actualización de su motor de búsqueda. Aunque la compañía ha avanzado en la respuesta a las consultas de los usuarios, los críticos argumentan que no ha comprendido completamente el potencial disruptivo de la IA generativa.
De cara al futuro, Google debe encontrar un equilibrio entre acelerar las aplicaciones de IA generativa y mantener sus ingresos publicitarios. A medida que la competencia se intensifica, queda por ver si la compañía puede recuperar su ventaja competitiva en este panorama.